lunes, 15 de diciembre de 2008

A propósito del último trabajo de Sédal Plazas



El último (y único hasta a fecha) trabajo de Sédal Plazas es una delirante intervención en el espacio urbano-rústico de la pequeña localidad zamorana de Sanzoles City. En este singular paraje, conocido por que las ancianas del lugar van en moto a la iglesia, la artista ha introducido una suerte de abismación representacional, una paradójica autorepresentación del paisaje estepario como indagación en los signos identitarios de la pequeña comunidad neolítica que la vio nacer. Pese a la aparente simplicidad formal de la obra, no estamos ante un ejercicio de ingenuidad (más o menos consciente), ni existe la voluntad de provocar al espectador entendido mediante la apropiación de códigos visuales propios de un parvulario. La extraordinaria inteligencia crítica de esta joven promesa de la plástica española le permite articular una reflexión acerca de la estética post-ciber-punk en que los paisajes postindustriales conviven con visiones ya apocalípticas de una civilización que ha vuelto a las cavernas (véase la cueva-bodega, o la iglesia como encarnación del pensamiento precrítico). El espectador siente una especie de escalofrío (lleve o no leotardos) que le ayuda a fundirse con el paisaje y la misérrima tierra castellana, como si Claudio Rodríguez hubiese hecho un pacto con Neal Stephenson. Esperamos con ansiedad la próxima propuesta de Sédal Plazas.

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