jueves, 28 de agosto de 2008

Moneta road





Érase una vez una moneta un tanto melancólica que un buen día decidió irse de viaje en busca del sentido de la vida. En el cole se había leído el Quijote y le había molado un pegote. El personaje que más le gustaba era Sancho, el secundario de lujo, buen conocedor del refranero, al que su caballero prometió convertirlo en gobernador de la Ínsula Barataria. La moneta, fan, como digo, del tal Sancho, decidió ver si el bonachón escudero habíase retirado, tras su calamitoso camino, a la dicha Ínsula. Busca que te busca en por la geografía nacional encontró por fin la posible ínsula: la Villa de Tábara, bien cerquita de Zamora. Un majestuoso poblacho que en su tiempo tuvo un scriptorium, un beato (nos lo birlaron los yanquis) y caza en abundancia. Como el que tuvo retuvo, ahora aún queda una bonita iglesia y un par de tapias caídas. La moneta no encontró al tal Sancho, pero como tenía poca memoria olvidó qué le movía a viajar y siguió andando sin rumbo fijo, sin provecho ni beneficio, en busca del sentido de la vida. Pasó por Sanabria hasta llegar a Santiago donde se puso de mejillones hasta reventar. Le habían hablado de un bar mítico llamado El gato negro, uno de esos baruchos típicos de Santiago donde se come que te cagas. La mala suerte perseguía a la moneta y el bar resultó estar cerrado porque el dueño se había ido a ver al santo. En fin, moneta, otra vez será. Siguío nuestra amiguita rumbo noreste (no de manera premeditada porque la pobrecica no se sabe orientar) y después de pasar por Coruña, Cudillero, la lluviosa Luarca y no sé qué sitios más llegó a Gijón, ciudad indipop por excelencia. Pero no le gustó. Llovía y ni siquiera llegó a beber un culín de sidriña. Lo único positivo de su paso por Asturias fue que conoció a un monete zamorano del que se hizo amiguino. Después moneta se dirigió a Santander donde vivía su amiga O´Hara, EsCarlota O´Hara. Y allí pasó un par de días hasta que se hartó del norte, y, como no podía ser de otra manera, la cruda realidad llamó a su puerta. Tocaba volver a trabajar, levantarse pronto y esnifar mierda en un triste laboratorio. Moneta seguirá buscando la felicidad, y pronto, la encontrará...

1 comentario:

lacasitos para todos dijo...

jajajajaja
PEROquéFUERTE,qué fuerte!!!
me encanta!
es que no tiene precio

monete, moneta,
os habéis ganado un lacasito.